El presidente, Gabriel Boric, cruzará la frontera para una visita oficial a Brasil que promete ser mucho más que un mero trámite diplomático. Con una agenda cargada que se extenderá hasta el 24 de abril, el foco principal estará en fortalecer las relaciones bilaterales en diversos frentes, con un énfasis particular en la integración logística y comercial entre ambas naciones sudamericanas.
La cita clave será el próximo 22 de abril, cuando Boric se encuentre con su homólogo brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva. Este encuentro no es casualidad, ya que se enmarca en la conmemoración del Día de la Amistad entre Chile y Brasil, una fecha que celebra el establecimiento de relaciones diplomáticas hace ya casi dos siglos, específicamente el 22 de abril de 1836. Un simbolismo potente que subraya la larga trayectoria de colaboración entre ambos países.
Esta visita de Estado tiene como objetivo central profundizar la relación bilateral, explorando a fondo el potencial del intercambio comercial y la inversión mutua. En un contexto global donde las alianzas estratégicas son cruciales, esta movida de Boric parece apuntar a consolidar a Brasil como un socio clave para Chile en la región.
Pero la ambición va más allá del mero intercambio de bienes y capitales. La visita se inscribe dentro de una estrategia de integración logística y comercial más amplia, donde uno de los objetivos principales es impulsar instancias de colaboración e intercambio económico. En este sentido, la concreción del ambicioso Corredor Bioceánico Vial, que podría unir Chile y Brasil a través de una ruta terrestre eficiente, se erige como un proyecto de infraestructura clave con el potencial de transformar el comercio regional.
Brasil no es un actor secundario en la economía chilena. De hecho, se posiciona como el tercer socio comercial de Chile, con un intercambio comercial que en 2024 alcanzó los US$ 12.560 millones, mostrando un crecimiento promedio anual del 2,7% desde 2014. Las exportaciones chilenas a Brasil en 2024 llegaron a los US$ 5.066 millones, con un crecimiento promedio anual del 2,4% en la última década. Por su parte, las importaciones desde Brasil sumaron US$ 7.494 millones en el mismo año, registrando un crecimiento promedio anual del 2,8%. Estas cifras hablan por sí solas de la robustez de la relación comercial.
Además, la presencia de empresas chilenas con ventas en Brasil es significativa, llegando a 1.354, destacando en sectores tan diversos como la oferta de productos salmoneros, molibdeno, vinos embotellados, aceite de oliva, servicios, alambres de cobre, cartulinas, avellanas, yodo y manzanas frescas. Esta diversificación es un buen indicador de la profundidad de los lazos económicos.
Brasil también juega un rol importante como inversor en Chile, ubicándose como el cuarto inversor extranjero con capitales que superan los 3.000 millones de dólares. Estas inversiones se distribuyen en sectores clave como la cosmética, cloud centers, softwares, la banca, químicos, servicios financieros y energías renovables, lo que demuestra la confianza del capital brasileño en el mercado chileno.
Finalmente, Brasil se ha consolidado como el principal destino para una amplia gama de productos chilenos, abarcando desde el salmón fresco o refrigerado y los vinos embotellados hasta el metanol, aceite de oliva, manzanas frescas, fungicidas, cebollas frescas y plomo en bruto. Esta dependencia mutua subraya la importancia de mantener y fortalecer estos vínculos comerciales.
En resumen, la visita de Gabriel Boric a Brasil no es solo un acto protocolar. Se trata de una movida estratégica para afianzar una relación bilateral clave en el contexto regional, con la mirada puesta en la integración logística y comercial a través de proyectos ambiciosos como el Corredor Bioceánico. Los lazos económicos ya son sólidos, pero la intención es clara: profundizarlos y expandirlos para beneficio mutuo. Estaremos atentos a los resultados concretos de esta importante visita.
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