Chevron anuncia primer yacimiento en proyecto Ballymore

La gigante energética Chevron ha encendido los motores en el Golfo de México con el anuncio de su nuevo proyecto Ballymore. Con una inversión considerable de 1.600 millones de dólares, esta iniciativa no es solo una inyección de capital, sino una clara declaración de intenciones: aumentar significativamente su producción en la prolífica cuenca oceánica estadounidense en un ambicioso 50% para finales de este año.

Ubicado a unas 160 millas al sureste de Nueva Orleans, Ballymore promete ser un verdadero motor de producción. Se estima que sus tres pozos iniciales alcanzarán una impresionante cifra de 75.000 barriles de petróleo equivalente por día. Pero la visión de Chevron va más allá de este proyecto puntual. La compañía tiene la mira puesta en un objetivo aún mayor: alcanzar los 300.000 barriles diarios de petróleo y gas en el Golfo para 2026. Y lo que es aún más interesante, planean lograrlo reduciendo sus costos operativos en la región en la friolera de 3.000 millones de dólares.

La clave para esta eficiencia radica en la estrategia de Chevron de conectar los nuevos pozos de Ballymore a una infraestructura ya existente. En palabras de Bruce Niemeyer, presidente de exploración y producción de las Américas de Chevron, esta conexión «permite llevar la producción al mercado más rápidamente». Una jugada inteligente que optimiza la inversión y acelera el retorno.

Pero Ballymore no es solo una cuestión de números y eficiencia. Este proyecto marca un hito geológico para Chevron, ya que es su primera incursión en la prometedora formación Norphlet del Golfo. Una zona que, históricamente, ha ofrecido menos descubrimientos en comparación con otras áreas de la cuenca, lo que añade un elemento de exploración y potencial aún no del todo revelado.

La tecnología juega un papel crucial en esta nueva fase de exploración. Niemeyer destacó el uso de nodos del fondo oceánico, una herramienta avanzada que permite a los geofísicos recopilar datos de alta calidad directamente desde el lecho marino, optimizando la identificación y evaluación de recursos.

En cuanto a la propiedad, Chevron lidera el proyecto Ballymore con una participación del 60%, mientras que TotalEnergies posee el 40% restante. Se estima que Ballymore alberga aproximadamente 150 millones de barriles de petróleo equivalente en recursos potencialmente recuperables.

La ambición de Chevron en el Golfo no se detiene aquí. La compañía ostenta 370 concesiones en la zona y, según Niemeyer, planea participar en una nueva ronda de concesiones que se espera para finales de este año bajo la administración del presidente estadounidense Donald Trump. Esto subraya una visión a largo plazo y una confianza en el potencial continuo de la región.

Este anuncio de Ballymore llega poco después de que Chevron revelara su primera extracción de petróleo en Anchor, otro proyecto en aguas profundas del Golfo que presume de un avance tecnológico significativo, capaz de operar en presiones de hasta 20.000 libras por pulgada cuadrada.

En definitiva, la apuesta de Chevron por el Golfo de México es clara y contundente. Con Ballymore a la cabeza, la compañía no solo busca aumentar su producción, sino que también está adoptando estrategias inteligentes y tecnología de punta para hacerlo de manera más eficiente y explorando nuevas fronteras geológicas. Sin duda, estaremos atentos a cómo se desarrolla esta prometedora nueva etapa en las aguas profundas del Golfo.

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